Mi propia historia de transformación comenzó cuando me enfrenté a una ruptura emocional que desnudó mis carencias internas. Fue un momento oscuro, pero también una invitación a mirar hacia adentro y descubrir que yo misma podía convertirme en mi lugar pleno. Retomé la meditación, exploré herramientas de desarrollo personal y me sumergí en un viaje de sanación que redefinió mi vida. Aprendí que nuestras dificultades externas son un espejo de nuestras heridas internas y que la verdadera transformación comienza cuando abrazamos nuestra historia con valentía y compasión.

La perinatalidad llegó a mí como un llamado del corazón. Recuerdo cómo, siendo niña, viví la depresión gestacional de mi mamá durante el embarazo de mi hermana. Esa experiencia despertó en mí la necesidad de cuidar y sostener ese momento tan especial y vulnerable. Años después, al convertirme en madre, reafirmé este compromiso. Gracias a mis conocimientos, pude evitar una cesárea innecesaria y viví el parto alineado a eso que yo anhelaba para mí, mi bebé y familia. Esa vivencia no solo marcó mi maternidad, sino que también me inspiró a acompañar a otras mujeres a vivir su maternidad desde la confianza, la soberanía y el amor propio.